Historia de flamenco 3
La proliferación de los cafés cantantes por toda España, muchos de ellos en Andalucía, hizo que los artistas flamencos fuesen de uno a otro en función de su éxito y de su capacidad de convocatoria, como nos relata Galerín. 1
A finales del siglo XIX y comienzos del XX los artistas flamencos ya diversificaban sus trabajos, y van a comenzar a considerarse los mercados del exterior, no sólo para la difusión del arte, sino también para la supervivencia económica de los artistas y las compañías que se forman. Se realizaban giras a América Central y del Sur, siguiendo las rutas de los vapores que salían de Barcelona y Sevilla, y llegaban hasta Buenos Aires pasando por La Habana.
También podían verse a los artistas en las Exposiciones Universales: en la de Chicago de 1893 y en la de París de 1889. Tenemos noticias por las investigaciones de Ortiz Nuevo que para la Exposición de 1900 2 fue contratado el guitarrista Rafael Martín de El Pedroso (1862), en la que se pudo ver una proyección de los hermanos Lumière sobre Baile Español.
1, ¿En Cádiz se ganaría mucho dinero?
Regular. Tenia 16 años y lo engañaban a uno. De Cádiz pasé a Utrera, a un café que tenía el Junquera aquel que me pagó con seis reales y me echó. Entonces, me dio sesenta reales. En Utrera reuní unos duros, y me escapé a Sevilla. Me presenté en el Filarmónico. Unos conocidos “me pidieron”, y subí al tablao a cantar, quedando contratado.
¿Y el empresario de Utrera?
Se volvió loco. Vino a Sevilla y me echó el guante. Le devolvió a don Andrés González, dueño del Filarmónico, cinco onzas que había yo cobrado, y volví a Utrera. De aquí pasé al infantil de Cádiz, en un teatro que había en la Puerta Ontamana. Ganaba sesenta reales. A Cádiz vino por mí Silverio contratándome en sesenta y cinco reales para el café que tenía en Sevilla, en calle Rosario.
¿Mucho tiempo con Silverio?
Sí. Me dieron coba. Yo creo que enmendaron el contrato, y donde decía un mes pusieron nueve, y canté en Silverio nueve meses seguidos. De Silverio pasé a Málaga, al Café Siete Revueltas, con cinco duros diarios. Esto fue el año 87. Tranbajé un mes y volví a Sevilla, al Burrero, al café de la escalerilla, en calle Amor de Dios y Tarifa. A los dos meses, otra vez a Málaga, al café Chinita, ya con ocho duros. Por cierto que cantaba antes en un café que no era cantante, El Universal, donde cobraba catorce duros diarios. Recuerdo que la Prensa de allí me decía”bandido” porque cobraba veintidós duros diario. ¡Y hoy gana cualquier grillo en un tablao docientas pesetas, y más!
2, Diccionario de Flamenco cinterco
Bibliografía: La Economía Sevillana del Flamenco ( Enero 2009 )
1 de enero de 2014 · Ihr Einkaufskorb